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Tipos de incendios: clasificación oficial y cómo prevenirlos correctamente

Nadie imagina su empresa cubierta de humo a las tres de la mañana, pero ocurre. Cada año se reportan miles de incendios en México, y la mayoría impacta directamente viviendas, comercios e industrias.

Muchos de estos lugares no cuentan con sistemas de protección activos. Bastan cinco minutos para que un conato mal controlado termine por destruir una estructura completa.

El fuego no se combate con improvisación. Reconocer las características del incendio permite decidir de inmediato cómo actuar, qué equipo usar y qué prioridad dar a cada acción. Esa primera evaluación es la que marca la diferencia entre controlarlo o perderlo todo.

¿Qué es un incendio y cómo se origina?

Un incendio es una reacción química de combustión no controlada, en la que un material combustible entra en contacto con un agente oxidante (generalmente oxígeno) en presencia de calor.

Esta reacción libera energía en forma de luz, gases tóxicos y calor intenso, lo que lo convierte en un riesgo inmediato para personas, estructuras y equipos.

Para que un incendio ocurra deben coincidir tres elementos: combustible, oxígeno y una fuente de calor o chispa. Esta combinación, conocida como el triángulo del fuego, explica que, si uno de ellos se elimina, el fuego no puede iniciarse o se extingue. Este principio es la base de cualquier estrategia de prevención y control.

Clasificación oficial de los incendios

El comportamiento del fuego depende del tipo de material que arde, del entorno en que se desarrolla y de los agentes que lo alimentan. 

Por eso, la clasificación oficial divide los incendios en cinco clases, identificadas por letras. Cada una corresponde a un tipo de riesgo específico y requiere un método distinto para su control.

Fuego clase A

Fuego de clase A

El fuego clase A involucra materiales combustibles sólidos comunes, como madera, papel, tela, cartón o plásticos. Estos incendios dejan brasas y se alimentan con facilidad en ambientes cerrados o ventilados. Son los más frecuentes en viviendas, oficinas y escuelas.

Se asocian a riesgo bajo o medio en instalaciones sin presencia de sustancias inflamables. En México, la mayoría de los incendios en viviendas y espacios públicos son de clase A, por su origen en descuidos con materiales cotidianos.

Fuego clase B

Fuego de clase B

Este tipo de fuego involucra líquidos inflamables o combustibles, como gasolina, aceites, pinturas, solventes y gas LP. No dejan brasas y se propagan de forma rápida y explosiva.

Son comunes en talleres, industria química, estaciones de servicio, cocinas industriales y almacenes. Se consideran de riesgo alto y requieren medidas específicas de contención y supresión. En el sector industrial mexicano, los incendios tipo B son los más destructivos en términos de daño material.

Fuego clase C

Fuego de clase C

Corresponde a incendios que involucran equipos eléctricos energizados, como transformadores, cableado, tableros, motores o sistemas electrónicos. No deben tratarse con el uso de agentes conductores.

Son frecuentes en oficinas, fábricas, centros de datos y hospitales, donde existe alta densidad de aparatos eléctricos. Este tipo de fuego se considera de riesgo medio-alto, y en muchas industrias es el escenario inicial de incendios mayores. Se reporta con frecuencia en siniestros urbanos y comerciales.

Fuego clase D

Fuego de Clase D

Este tipo de fuego implica la combustión de metales reactivos, como magnesio, titanio, potasio o sodio. Su comportamiento es altamente impredecible, y el agua o agentes incorrectos pueden intensificarlo.

Son poco comunes, pero extremadamente peligrosos en industrias metalúrgicas, laboratorios o entornos con polvos metálicos. Se consideran riesgo específico y exige controles preventivos si los materiales están presentes.

Fuego clase K

Fuego de clase K

Se presenta en incendios que involucran aceites y grasas de origen vegetal o animal, utilizados comúnmente en cocinas industriales, restaurantes y plantas alimentarias. Aunque es una subvariante del fuego tipo B, se clasifica aparte por su comportamiento al contacto con el agua.

En México, no hay estadísticas públicas sobre incendios clase K, pero su presencia es habitual en el sector restaurantero y hotelero. Requiere extintores con agentes húmedos y protocolos especiales para evitar reignición.

Tipos de incendios según su entorno

La clasificación de los incendios no se limita al tipo de combustible. También importa el lugar en donde ocurren, porque no es lo mismo enfrentar un fuego en una nave industrial que en una zona forestal o en una oficina. 

Cada entorno presenta riesgos distintos, materiales particulares y condiciones que afectan la propagación, la detección y la forma de combatir el incendio.

Incendio Estructural

Este tipo de incendio ocurre con frecuencia en oficinas, despachos, consultorios o casas adaptadas como espacios de trabajo. El riesgo suele estar relacionado con sobrecarga en contactos múltiples, instalaciones eléctricas antiguas o el uso continuo de equipos sin supervisión.

El fuego se propaga fácilmente por alfombras, mobiliario, papelería o muros divisorios, generando humo denso en pocos minutos. Las consecuencias pueden ir desde la pérdida total del inmueble hasta interrupciones graves en la operación del negocio o daño al personal presente.

Incendio Forestal

Se desarrolla en zonas de vegetación como pastizales, cerros o áreas boscosas. Empieza muchas veces por descuidos al hacer fuego al aire libre, quemas mal controladas o incluso por rayos en temporada seca.

Cuando el viento y la pendiente se combinan, la velocidad de propagación se dispara. Este tipo de incendio arrasa con flora, fauna, suelo fértil y contamina el aire en kilómetros a la redonda.

Incendio Industrial

Este tipo de incendio ocurre en fábricas, talleres grandes, bodegas o zonas donde se manejan químicos, aceites o materiales combustibles. Puede comenzar por una chispa en el lugar equivocado o por una falla eléctrica en los equipos de trabajo.

Además de los daños a la infraestructura, suele afectar maquinaria, productos almacenados y frenar operaciones enteras. También representa un riesgo serio para el personal, sobre todo si no hay sistemas de detección o extinción bien instalados.

Estadísticas actuales de incendios en México por tipo y entorno

El número de incendios que se atienden cada año en México sigue siendo alto, y cada entorno tiene sus propias características, afectaciones y condiciones de riesgo.

grafico de incendios urbanos

En 2023 se registraron 58 706 incendios en casas habitación, 24 643 en vehículos y 10 153 en comercios, conforme al Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal a través del sistema 911. Estos datos reflejan que más del 60 % de los incendios urbanos ocurren en viviendas, seguidos por vehículos y establecimientos comerciales.

grafico de incendios forestales

En cuanto a incendios forestales, durante la temporada 2024 se documentaron 8 002 siniestros en todo el país, con una superficie afectada de 1 672 215 hectáreas. El 95 % del daño se concentró en vegetación baja como pastizales y matorrales, mientras que el impacto en arbolado adulto fue del 5 %, conforme al informe de cierre emitido por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).

grafico para incendios industriales

En el ámbito industrial, se estima un promedio anual de entre 4 000 y 5 000 incendios en negocios e industrias, con una proporción de hasta el 35 % concentrados en plantas de producción, almacenes o zonas de proceso, de acuerdo con reportes de AMRACI y entidades del sector asegurador.

Comparativo de daños: incendios urbanos vs. forestales en México

Los incendios urbanos y forestales generan daños muy distintos, tanto en lo que destruyen como en lo que cuesta controlarlos. Mientras uno afecta infraestructura y operación inmediata, el otro compromete recursos naturales y exige despliegues masivos.

Compararlos no es para medir cuál es peor, sino para entender cómo se comportan y qué recursos consumen.

Concepto de gasto 3

* Estimación referencial basada en rangos de aseguradoras mexicanas y reportes de AMIS.
** Costo promedio tomado de informes técnicos de CONAFOR y estudios del Forest Service (EE.UU.).

Normas que rigen la protección contra incendios

Existen normas que definen qué hacer, cómo hacerlo y en qué condiciones. Estas normas establecen desde el tipo de equipo que se debe instalar hasta los criterios para evaluar riesgos o hacer mantenimiento. Conocerlas no es opcional: es la base de cualquier sistema funcional.

En México, la NOM-002-STPS-2010 es el punto de partida. Clasifica los niveles de riesgo (bajo, medio o alto), define qué señalización debe colocarse, qué tipo de brigadas se requieren y qué protección activa debe existir en función de la actividad del lugar.

A nivel internacional, muchas soluciones están respaldadas por las normas de la NFPA (National Fire Protection Association), que aunque no son obligatorias, se aplican como referencia técnica en casi todos los proyectos serios. Entre las más utilizadas en México destacan:

  • NFPA 10: Extintores portátiles, selección, ubicación y mantenimiento.
  • NFPA 13: Diseño e instalación de sistemas de rociadores automáticos.
  • NFPA 25: Inspección, prueba y mantenimiento de sistemas de protección contra incendios ya instalados.
  • NFPA 72: Sistemas de detección y alarma de incendios.
  • NFPA 2001: Sistemas de supresión con agentes limpios.
  • NFPA 101: Seguridad humana y salidas de emergencia en edificios.

Además, organizaciones como la AMRACI (Asociación Mexicana de Rociadores Automáticos Contra Incendios) juegan un papel activo en la difusión de buenas prácticas, formación técnica y participación en procesos normativos.

¿Cómo prevenir un incendio según el tipo de fuego y entorno?

La forma de prevenir un incendio cambia según el entorno y el tipo de fuego más probable. No todos los lugares requieren lo mismo, pero hay soluciones que ya se aplican con buenos resultados en cada caso.

Oficinas, despachos y negocios pequeños

En estos espacios predomina el fuego tipo A, causado por papel, madera, tela o cartón. Se recomienda instalar extintores de polvo químico seco, hacer revisión eléctrica periódica y colocar detectores de humo autónomos, especialmente en zonas cerradas o poco visibles.

Cocinas, talleres y bodegas con líquidos inflamables

Donde hay riesgo de fuego tipo B o K, se deben usar extintores específicos, sistemas de supresión con agente húmedo o CO₂ y garantizar una ventilación constante. Es clave controlar el manejo de solventes, aceites y otros combustibles para evitar acumulaciones peligrosas.

Entornos industriales con riesgo eléctrico

Aquí no basta con extintores. Se requiere un sistema de alarma contra incendio completo, con paneles direccionables, sensores adecuados al tipo de riesgo (humo, calor o flama) y módulos que dividan el inmueble por zonas. Todo debe integrarse en una red de detección activa.

Zonas rurales o con vegetación natural

En áreas forestales, la prevención se enfoca en el control perimetral. Se aplican cortafuegos, limpieza de zonas secas, vigilancia en temporadas de calor y control de quemas. Estas medidas son comunitarias y deben reforzarse con protocolos locales ante condiciones climáticas extremas.

Clasificar el incendio es el primer paso para tomar decisiones

En México, más del 70 % de los incendios anuales ocurren en viviendas, comercios e industrias. Ya sabemos cuántos hay, dónde pasan y con qué frecuencia se repiten. Pero esa información sirve de poco si no se usa para tomar decisiones técnicas desde el diseño.

Un incendio estructural colapsa techos y muros. Uno industrial detiene líneas completas de producción. Uno forestal avanza por miles de hectáreas. No se comportan igual, no exigen lo mismo y no se controlan con soluciones copiadas de un entorno a otro.

Clasificar el tipo de incendio es lo que permite diseñar con precisión. No hacerlo implica asumir que cualquier sistema sirve para cualquier riesgo. Y en este tema, asumir es lo que más falla.