En cualquier empresa, un incendio puede presentarse sin previo aviso y generar una situación de alto riesgo en cuestión de minutos. Para reducir ese impacto, es necesario que las personas sepan cómo reaccionar y que los procedimientos funcionen en la práctica.
Un simulacro de incendio es un ejercicio planificado en el que se reproduce, de manera controlada, lo que ocurriría en una emergencia real. Su propósito es ensayar la evacuación, coordinar y comprobar si los procedimientos establecidos funcionan en la práctica.
¿Por qué es importante realizar un simulacro de incendio?
La importancia de los simulacros está en que convierten la teoría en práctica. Al realizarlos, las personas aprenden cómo reaccionar ante la alarma, se familiarizan con las rutas de evacuación y entienden el papel de las brigadas. Estos elementos marcan la diferencia entre improvisar y actuar con orden cuando el riesgo es real.
Además, cada ejercicio revela fallas que de otra manera pasarían desapercibidas: señalización confusa, problemas de comunicación o poca coordinación entre brigadas. Al detectarlas a tiempo, se pueden corregir antes de que ocurra un incendio verdadero.
Objetivos principales de los simulacros de incendio
La importancia de los simulacros se traduce en objetivos concretos. No solo buscan preparar a las personas para reaccionar, también sirven para reducir riesgos, fortalecer la cultura de autoprotección y comprobar si los procedimientos de emergencia funcionan como se espera.
Prevenir riesgos y proteger la vida de las personas
El propósito central de un simulacro de incendio es que todos los ocupantes del inmueble sepan cómo reaccionar en una evacuación. Al conocer la señal de alarma, identificar las rutas de salida y llegar al punto de reunión en orden, se reduce la probabilidad de accidentes por pánico o desorganización.
Fomentar una cultura de autoprotección en la empresa
Un simulacro de incendio no solo prepara para salir de un edificio, también construye una cultura de prevención dentro de la organización. Cada práctica refuerza los hábitos de seguridad, reduce la resistencia a evacuar y hace que la protección se vea como parte natural del trabajo diario.
Evaluar el plan de emergencia y aplicar mejoras continuas
Los simulacros funcionan como pruebas de campo para comprobar si el plan de emergencia realmente es efectivo. Durante el ejercicio se pueden detectar problemas en rutas de evacuación, fallas en la comunicación o dificultades en la coordinación de las brigadas.
¿Cómo realizar un simulacro de incendio?
La importancia y los objetivos de un simulacro solo se alcanzan si se lleva a cabo de forma ordenada. Para que cumpla su propósito, debe seguir un proceso básico que se resume en tres pasos: planear el escenario, ejecutar la evacuación y evaluar los resultados para aplicar mejoras.
1. Planeación: diagnóstico, hipótesis, rutas de evacuación y tipos de simulacros.
La planeación es la base de todo simulacro. En esta etapa se realiza un diagnóstico del inmueble para reconocer riesgos potenciales, como materiales inflamables o salidas bloqueadas.
Con esa información se formula una hipótesis que defina el origen y desarrollo del incendio simulado. También se trazan las rutas de evacuación y los puntos de reunión, verificando que sean seguros y accesibles.
Finalmente, se establece el tipo de simulacro que se practicará: de gabinete o de campo, con aviso o sin previo aviso, según los objetivos de la organización.
2. Ejecución: activación de alarmas, brigadas y evacuación.
La ejecución comienza con el disparo de la alarma, señal que activa a todos los participantes.
Las brigadas internas asumen sus funciones: la de evacuación guía a los ocupantes por las rutas marcadas, la de combate de incendios atiende posibles conatos y la de primeros auxilios se prepara para asistir en caso de incidentes.
Los ocupantes deben desplazarse de forma ordenada hacia los puntos de reunión. Esta etapa permite medir en tiempo real la coordinación, el nivel de respuesta y la disciplina de todos los involucrados.
3. Evaluación posterior: análisis de tiempos y mejoras
El simulacro no termina al llegar al punto de reunión. La fase de evaluación es clave para determinar si el plan funcionó como estaba previsto.
Aquí se revisan los tiempos de desalojo, la claridad en la comunicación y la actuación de las brigadas. Los errores detectados, como rutas congestionadas o retrasos en la activación de la alarma, se documentan para corregirlos en la siguiente práctica.
Con esta retroalimentación, cada simulacro se convierte en una oportunidad de mejora continua que eleva el nivel de seguridad en la organización.
Rol de las brigadas internas en un simulacro
Las brigadas internas son grupos de trabajadores previamente capacitados para responder en emergencias. Como vimos en los pasos, cada una tiene funciones específicas y su papel resulta clave para que un simulacro de incendio sea efectivo.
- Brigada de evacuación: organiza la salida de los ocupantes, guía el desplazamiento por las rutas de emergencia y confirma que cada área quede desocupada.
- Brigada de combate de incendios: atiende el conato que origina el ejercicio, mostrando cómo se usarían los extintores y marcando los límites de actuación antes de ceder el control a bomberos.
- Brigada de primeros auxilios: se mantiene en alerta durante toda la evacuación para asistir a personas que presenten lesiones o malestares.
La coordinación de estas brigadas asegura que el simulacro represente con realismo la respuesta ante un incendio y permite evaluar si los protocolos están funcionando como se espera.
(Para conocer más a detalle cómo se conforman y qué funciones tienen las brigadas internas en las empresas, consulta este artículo sobre Brigadas Internas en las Empresas.
¿Es obligatorio realizar un simulacro de incendios?
Sí. En México, los simulacros de incendio son obligatorios porque así lo establecen distintas disposiciones en materia de seguridad y protección civil.
La NOM-002-STPS-2010, sobre condiciones de seguridad y prevención contra incendios en los centros de trabajo, señala que los patrones deben organizar brigadas y realizar simulacros periódicos para preparar a los trabajadores frente a emergencias.
Además, la Ley General de Protección Civil y los reglamentos locales refuerzan la necesidad de practicar evacuaciones como parte de los programas internos de seguridad en empresas e instituciones.
En la práctica, esta obligación no solo responde a un tema legal, sino también a la necesidad de garantizar que los planes de emergencia funcionen cuando ocurre un incendio real.
Recuerda realizar simulacros de incendios periódicamente
La preparación frente a un incendio no puede depender de la teoría ni de la memoria a largo plazo. Lo que marca la diferencia es repetir los simulacros con frecuencia, hasta que cada paso se vuelva parte natural de la rutina.
Hacerlos de manera periódica garantiza que las brigadas mantengan su coordinación, que las rutas de evacuación estén siempre listas y que los ocupantes actúen con seguridad sin necesidad de dudar.
Cuando el fuego llegue de verdad, la diferencia estará en la práctica repetida. Los simulacros periódicos quitan la improvisación del camino y hacen que cada persona tenga claro qué hacer sin pensarlo dos veces. Esa constancia es la que convierte un escenario controlado en preparación real frente a un incendio.